lunes, 24 de agosto de 2009

Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, San Agustín.

Reflexiones en torno a la concepción del Estado a partir de la guerra.

El presente escrito pretende exponer algunas de las posiciones más representativas sobre la constitución del Estado a partir de la filosofía de Thomas Hobbes, no es un trabajo detallado sobre filosofía política, es una humilde reflexión sobre algunos asuntos que tuvieron como objeto la organización política de una sociedad a partir de una seria de alternativas que buscaban la protección de la vida y el bienestar de las sociedades.

En Thomas Hobbes, la naturaleza de la acción humana está determinada por las pasiones, las pasiones o deseos como movimientos de atracción o aversión, acercamiento o huida que van determinando las acciones humanas, de hecho el bien y el mal se pueden relacionar respectivamente como denominaciones que se refieren a lo agradable o lo útil y provechoso y a lo desagradable que es lo inútil y dañino.

La consecuencia de lo anterior es que exista en los hombres “un deseo perpetuo e insaciable de poder”, para satisfacer las apetencias ante sus iguales, ese deseo de poder y de reconocimiento, hace ver al otro como una competencia a la que queda utilizarla o eliminarla, el uso libre de ese poder, por “derecho natural”, hace de los hombres unos seres antisociales que los lleva al estado de naturaleza que no es otro que el estado de guerra, “el hombre es un lobo para el hombre”.

En el estado natural de guerra las concepciones de justicia o injusticia no tienen cabida, es el temor a perder la vida, ya que el otro es una amenaza, lo que sienta las bases para consolidar un pacto de paz fundamentada en leyes naturales que constituyen las primeras leyes morales que no toda la comunidad está dispuesta a obedecer a menos que exista la presencia de un poder común que oblígue a todos al respecto.

La consecuencia de todo lo anterior es la constitución de un Estado Absoluto que es el único que puede poner fin a la inseguridad propia del estado de naturaleza, se hace necesario entonces un pacto entre todos los individuos que consiste en la delegación de todo el poder a un hombre o a una asamblea para reducir las voluntades individuales a una sola voluntad., es así como se cancela el estado natural y aparece el estado político que garantiza la paz, la seguridad, la propiedad y el pequeño márgen de libertad que le queda al hombre.

En Hobbes es evidente que el miedo y el egoísmo del hombre lo lleva a un estado de guerra que sólo puede superarse con la constitución de un poder externo a él mismo denominado estado absoluto o Leviatán. Algunos filósofos posteriores trataron de refutar o afirmar la postura de Hobbes en los siguientes sentidos.

Por ejemplo en Locke el estado de naturaleza es un estado de paz o de profunda armonía que consiste en que cada cuál tiene unos derechos naturales, vida, libertad y propiedad cuando el otro se convierte en una amenaza para mi libertad se entra en estado de guerra que es el estado de conflicto, la diferencia es radical, el estado de naturaleza en Locke es de paz, mientras que el estado de guerra es lícito en la medida en que me sienta amenazado y no exista un poder externo que me garantice seguridad, para evitar ese estado de guerra debe existir un juez denominado estado de sociedad civil que será el encargado de regular las diferencias entre los individuos.

Las instancias necesarias para la sociedad civil son: “una ley establecida , aceptada, conocida y firme que sirva por común consenso de norma de lo justo y de lo injusto y de medida común” y en segundo lugar un “juez reconocido e imparcial”.

Según lo anterior se puede inferir que la constitución del Estado es consecuencia de la guerra, que sin una ley policial, absoluta, sin una institución que esté presente en todos los ámbitos sociales es imposible el orden social, es necesario un estado absoluto, soberano que controle las acciones humanas, que regule el comportamiento de los hombres.

De hecho, en la “paz perpetua” Kant afirma que para evitar las guerras los individuos se deben someter a las leyes del Estado, ellos han de “consentir leyes que estén por encima de ellos para evitar las guerras”, que en el caso de Kant sería una asamblea supranacional, en “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita” afirma que la historia está determinada por leyes constantes y universales de la naturaleza, y el medio que utiliza la naturaleza para el desarrollo de la historia del hombre es la lucha y la discordia, muy parecido al planteamiento de Hegel que afirma que el motor de la historia es una lucha dialéctica entre la tesis, la antitesis y la síntesis, el antagonismo kantiano nos fuerza a la instauración de un derecho civil o la construcción de una sociedad más racional y más libre para regular la lucha.

El problema anterior es que para Kant el hombre el libre, es decir, no puede estar sometido a una ley exterior sino que el hombre está sujeto a sí mismo, no a leyes externas, si la historia está sujeta a una ley, se supone entonces que hay un hilo conductor en la acción humana y que la conducta del hombre está determinada, obviamente la determinación impulsa al hombre a actuar por deber para no dejarse dominar de la mala voluntad.

Pero en “la paz perpetua”, Kant admite y confirma el derecho de guerra como último recurso cuando un estado se siente amenazado, la guerra se justifica no sólo en el caso de invasión sino también en caso de amenaza, ahora, a diferencia de Locke, la guerra no puede ser punitiva, ni de exterminio, en Kant cuando un Estado es vencedor sólo puede obligar al vencido a desembolsar los gastos de la guerra. Se podría decir en este caso que Kant humaniza la guerra, si es correcto utilizar esos términos.

Lo que se pone en cuestión es si no existe otra forma de ver la realidad o de constituir el Estado que no sea partiendo de la guerra, o sacando a flote la constitución del hombre como un ser inclinado a la maldad, desde las diferentes posiciones es imposible pensar en otra posibilidad, si se toma como referente a Rousseau, se puede decir que el hombre por naturaleza es bueno y libre, pero debe existir una forma contractual que permita la conservación de la bondad y la libertad del hombre en palabras de Rousseau: “Quiero averiguar si, en el orden civil, puede haber alguna regla de administración legítima y segura, tomando a los hombres tal y como son y las leyes tal como pueden ser”, el contrato en Rousseau consistirá entonces en “una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y permanezca tan libre como antes”, desde ésta visión se constituye el Estado de forma colectiva, pero se mantiene la libertad originaria, que reside en la sumisión derivada de la voluntad general, cabe aclarar que se confía tanto en la libertad del hombre porque se supone su estado de bondad en forma natural.

Ahora, ¿por qué se rompe el estado de naturaleza en Rousseau?, la sociabilidad es un peligro porque produce la degradación del hombre desde su inocencia original, las desigualdades sociales se dan por la aparición de la propiedad que lanza al hombre a una carrera por la riqueza , desarrollando sus facultades para beneficiarse de los demás y a partir de allí de ese estado de dominación se produce el estado de guerra. La diferencia entre Rousseau, Hobbes y Locke, según Rousseau es que ellos muestran al hombre tal como han llegado a ser pero no como es, desde las primeras y más sencillas operaciones del alma, donde se perciben el amor de sí y la piedad, distinto a Hobbes que percibe el deseo insaciable de poder y el egoísmo.

Hasta el momento se puede ver que la constitución del Estado como tal no es ni ha sido más que el resultado de la guerra, y se necesita para la regulación de la guerra, de hecho, el Estado en los casos anteriores y valga la aclaración, es el legalizador y a la vez el legitimador de las normas que se imponen para regular el comportamiento de los hombres sea como individuos o como miembros de un grupo social, el tomar posición frente a un autor u otro implica desconocer los alcances de las maravillas teóricas que hicieron, pero si se pueden rescatar algunas posiciones importantes.

Lo primero es que Thomas Hobbes, llega a sus conclusiones a partir de una realidad que es evidente, el hombre por naturaleza llega a un estado de guerra y es absolutamente necesario que exista un poder externo a él mismo para garantizar la preservación de la vida, la seguridad, la propiedad y el pequeño márgen de libertad que al hombre le queda, en el Estado quedan consignadas entonces las leyes naturales como la parte no escrita de la ley y la ley civil como la parte escrita, que recibe obediencia absoluta, y que tiene como nervios las recompensas y castigos que ordenan el comportamiento de los ciudadanos.

Lo interesante de Emmanuel Kant, es que en la paz perpetua, la guerra llega a una salida no sangrienta, no hay ni punición ni exterminio como ha funcionado en la historia, por el contrario se propone el pago o el desembolso de los gastos de la guerra. En Locke es importante ver la constitución de la sociedad civil para evitar los atropellos que se pudieran dar en el estado de guerra, producto de la violación del estado de naturaleza, pero no se desconoce la esencia mercenaria de su posición y en Rousseau es muy importante ver el Estado como una forma de asociación defensora y protectora, rectora de la voluntad general.

Las visiones anteriores dan una pequeña presentación sobre la constitución de las leyes a partir de la naturaleza del hombre, lo importante de todo es que la discusión surge a partir de Thomas Hobbes que percibe y vislumbra una realidad tangible, existente, pero que propone una solución y un modelo que ha sido la base y el principio para las construcciones institucionales de la sociedad actual.
La política se convierte en el equilibrio del desorden que imprimen las pasiones en el ser humano, si se fuera a hablar de lo ideal o lo real de algunos de los planteamientos anteriores, se puede decir que el planteamiento de Rousseau implica una idealización del comportamiento humano, mientras que el postulado Hobbesiano no es más que el retrato de la psicología natural del hombre y su solución la más precisa y adecuada para poder gobernar y ordenar los comportamientos en la sociedad.

En Kant es importante notar que la guerra aparece como última opción sin tener unas consecuencias nefastas sobre los vencidos, la oportunidad de reparar el daño, pero también de recuperarse después de una derrota. En Locke la situación sí es delicada, porque el estado de guerra implíca una licencia para acabar con la vida del otro cuando la mía corre peligro, incluso cuando mi propiedad corre peligro, si el asunto se decidiera a nivel de defensa propia como último recurso sería razonable, pero Locke lo toma como una opción preventiva y es realmente preocupante.

Para terminar cito a San Agustín: “Quién considere en cierto modo las cosas humanas y la naturaleza común, advertirá que así como no hay quién no guste de alegrarse, tampoco hay quién no guste de tener paz. Pues hasta los mismos que desean la guerra apetecen vencer, y, guerreando, llegar a una gloriosa paz. ¿Qué otra cosa es la victoria sino la sujeción de los contrarios? Lo cual conseguido, sobreviene la paz. Así que con intención de la paz se sustenta también la guerra, aun por los que ejercitan el arte de la guerra siendo generales, mandando y peleando. Por donde consta que la paz es el deseado fin de la guerra, porque todos los hombres, aun con la guerra buscan la paz, pero ninguno con la paz busca la guerra. (…) Todos pues, desean tener paz con los suyos, cuando quieren que vivan a su albedrío; porque aun aquellos a quienes hacen la guerra, los quieren, si pueden, hacer suyos, y en habiéndolos sujetado, imponerles las leyes de su paz. (…) Cuanto más inclinado es el hombre y le conducen en cierto modo las leyes de su naturaleza a buscar la sociedad y conservar la paz en cuanto está de su parte con los demás hombres, pues aun los malos sostienen guerra por la paz de los suyos; y a todos , si pudiesen, los querrían hacer suyos, para que todos y todas las cosas sirviesen a uno; y ¿de qué manera podría conseguirlo sino haciendo, o por amor, o por temor, que todos consientan convengan en su paz?”. La ciudad de Dios, libro XIX, capítulo 12.

Para finalizar no queda sino decir como afirma San Agustín: “Donde no hay justicia, no hay república” y esto implíca la unión entre la moral y la razón del Estado que puede moderar las condiciones y las normas a la hora de constituir un Estado Absoluto.

miércoles, 22 de julio de 2009

Democracia

Reflexiones en torno a Iris Young y Carlos Ruíz

En nuestros días se ha abierto una discusión muy amplia sobre el objeto y los métodos de la ciencia política a partir de la aparición y estructuración de teorías políticas.

Se puede partir del presupuesto que lo social es uno de los grandes focos de lo político, lo ideal es que la acción política y los esfuerzos sobre política conserven la noción de libertad, de vida pública y de igualdad.

El problema radica en el funcionamiento de los mecanismos democráticos, se supone que la política es una intervención participativa y racional de la ciudadanía, donde los individuos trabajan por su calidad de vida, donde se debería clarificar posturas ideológicas como puntos de reflexión en el desarrollo de los procesos sociales, el problema es que esta posición difiere de la política vista como una competencia entre élites que se disputan los votos y buscan la mayor influencia posible, estaríamos hablando de una lógica de mercado en los sistemas electorales.

Lo ideal es que se conserve la visión de libertad y nobleza humana como acción pública participativa, estaríamos hablando de justicia social y de democracia participativa, cuando hablamos de justicia social y derechos de bienestar nos referimos directamente a la denominación de justicia distributiva. La libertad exige una mayor igualdad dentro de la sociedad, es una experiencia moral que funda las bases para la construcción de una democracia igualitaria y participativa. El problema radica en que este tipo de posturas viven en una constante tensión con los argumentos que dicen que entre libertad e igualdad existen tensiones irreconciliables que no solo esperan la distribución equitativa de los recursos sino que proponen oportunidades para el desarrollo, para generar igualdad de oportunidades que generen productividad, no es esperar solamente la intervención del estado, la participación ciudadana requiere también la posibilidad de autonomía a nivel económico.

Esta visión formula de nuevo la definición de democracia, los ciudadanos no deben ser meros receptores del estado, más que eso son participantes en la elaboración pública de decisiones, no es solo que el individuo social sea el titular de derechos sociales, se ha de promover la discusión y la participación de la ciudadanía en temas de interés público, que la participación democrática sea reconocida como condición para la igualdad social y la inversa, es la capacidad de autorealización y autodeterminación. La participación activa en las instituciones puede hacer realidad la igualdad social y económica, , es una nueva manera de encarar los problemas sociales, es asumir un compromiso público para obtener un bien común, obviamente la pluralidad social y de intereses debe permanecer.

Ahora bien, la democracia presenta diferencias a nivel de definición en el siguiente sentido, uno de ellos es el que se refiere a la democracia como una disputa entre élites políticas por obtención de votos en enfrentamientos electorales, reduciéndolo todo a una lógica de mercado, la idea es promover la idea de participación activa ciaudadana, no sólo la elección de representantes que llegan al poder por medio del pueblo, que la democracia no sea reducida a aceptar o rechazar a los partidos que compiten por el poder.

Tomando como base las ideas de Calogero, la democracia supone primero un ordenamiento político y jurídico, que garantice las libertades políticas, que funde y promueva la justicia social, en donde la igualdad es un presupuesto incondicional de libertad política, para graficarlo mejor, cito a Carlogento: “(...) es necesario tener siempre presente que, más allá de la seguridad de no ser impedido del ejercicio de la propia libertad política por la autoridad, debe existir también la seguridad de poder ejercitar esta misma libertad sin que a ella se oponga la esclavitud económica o la miseria. Es necesario dar a cada uno derechos iguales de intervención en la determinación del destino común, como también iguales posibilidades para realizar esta intervención. Esto significa, entonces, ocuparse no sólo de la libertad política, sino también de la igualdad social” (Calogero, 1989). Tomado de: Democracia integral y libertad justa. Walquiria D. Leao Rego”.

Uno de los puntos enfáticos es como garantizar la justicia social si no hay formas de control institucionalizadas sea por parte de la sociedad, de los organismos de poder, o cualquier actor que quiera intervenir en ello, la democracia política es entonces método de elección de los dirigentes pero también es garantismo jurídico de libertades irrenunciables y de los derechos innegociables de todos los hombres, es así como la igualdad social y la libertad política son al tiempo fin y medio favoreciéndose mutuamente.

Es así como se deben articular las dimensiones políticas y sociales de la democracia, haciendo de la democracia una forma de sociedad y no solamente un procedimiento o reglas formales. De acuerdo con lo que se ha expuesto anteriormente, tomando como base a Iris Young y a Carlos Ruiz, se ve la necesidad según el último autor mencionado ensanchar, ampliar lo que se entiende por política, sin caer en el error de decir que todo es política, se plantea esto porque un poder de homogeneización o de influencia en las sociedades es el mercado, el mercado determina realidades sociales, determina juegos de poder, determina toma de decisiones pone todas las relaciones de las personas dentro de un mismo plano.

Es así como toman valor términos como democracia social y económica o demandas de participación que nos ayudan a detectar fallos en la democracia o en las estructuras sociales, lo ideal es que las demandas sociales se puedan convertir en derechos, que exista un sentido social del derecho como resultado de la vida misma, es colocar en la misma mesa iguales derechos e iguales posibilidaes de ser, podría decirse que en este tipo de ámbitos la política desde la libertad y la justicia se mueven siempre en el terreno de la ética y la moral para definir los comportamientos las decisiones que benefician a toda la sociedad.

HUMOR TRIBUNAL

martes, 21 de julio de 2009

Dalí

Historia- Instrumentos de Tortura

Guerra Justa

“El culpable de transgredir la ley natural se convierte en un peligro para el género humano y por eso puede ser justamente eliminado”. John Locke.
La guerra se puede denominar como el derecho de un Estado a atacar a otro Estado, los pueblos que empuñan las armas contra otros pueblos afirman hacerlo por causas justas, el término guerra justa siempre se ha utilizado para justificar las peores barbaries acusando al enemigo de sostener una causa injusta, la derrota siempre ha sido la herramienta para probar la culpabilidad de los contendores, justificando actos violentos seguidos después de la derrota, siempre, en la historia de la humanidad, ha existido la relación amigo- enemigo que niega cualquier responsabilidad frente a crímenes humanos.
La guerra se transforma así en un crímen, la humanidad se convierte en bestialidad, de ahí que no existan guerras justas, ni razones morales, generandose de esta manera las crisis humanitarias. San Agustín habla en La ciudad de Dios, libro XIX, capítulo 12 al respecto:
“Quién considere en cierto modo las cosas humanas y la naturaleza común, advertirá que así como no hay quién no guste de alegrarse, tampoco hay quién no guste de tener paz. Pues hasta los mismos que desean la guerra apetecen vencer, y, guerreando, llegar a una gloriosa paz. ¿Qué otra cosa es la victoria sino la sujeción de los contrarios? Lo cual conseguido, sobreviene la paz. Así que con intención de la paz se sustenta también la guerra, aun por los que ejercitan el arte de la guerra siendo generales, mandando y peleando. Por donde consta que la paz es el deseado fin de la guerra, porque todos los hombres, aun con la guerra buscan la paz, pero ninguno con la paz busca la guerra”.
Para San Agustín, el objeto de toda guerra es la paz, lo que permite legitimar una guerra justa, para Hobbes la guerra es la conservación de la política por otros medios, Marco Tulio Cicerón afirma: “Las leyes callan cuando las armas hablan”, pero estas afirmaciones ponen en cuestión el papel de los actores armados y civiles, porque la agresión siempre se ha justicado en legítima defensa, pero la legítima defensa deja civiles inocentes muertos, ciudades devastadas y aunque el recurso a la guerra ha sido limitado por el Pacto de la Sociedad de las Naciones, luego prohibido por el pacto de París y por la carta de las Naciones Unidas, el recurso a la guerra sigue latente y se ejerce de manera continua en cualquier tipo de conflicto.
Cuando se utilizan todos los medios para la guerra, se elimina la paz, si se fuera a hablar de justicia no hay mejor referente que el libro I, de la República, donde Trasímaco el interlocutor más notable de Socrates, repite las mismas tesis de Calicles: el derecho es el de el más fuerte, cometer la injusticia es mejor que sufrirla, haciendo que Sócrates defienda que el justo es más feliz que el injusto sin llegar a ninguna definición de justicia.
Constitucionalmente el jefe de Estado establece los mecanismos para ejercer la paz, de ahí que surja el recurso a las armas a la amnistia o al estado de excepción, porque se hace, porque la norma no impera en el caos, de hecho la norma necesita de la normalidad para operar, para que los hechos sociales funcionen bien. En estado de guerra, la guerra se escapa a toda reglamentación, en caso de agresión las leyes y costumbres no se aplican a ninguno de los actores en conflicto.
Lo que diferencia a un intelectual de muchos agentes bélicos es la capacidad discursiva para eliminar el recurso de la guerra, cuando hay debate, cuando la palbra toma su lugar no hay motivos para que la guerra aparezca, es más no hay justificación para que el debate, el discurso tomen formas de violencia y generen conflictos armados, cuando se da este último caso la ley del más fuerte se apropia del poder y surge el absolutismo.
En el caso de la guerra la justicia debe hacer una distinción absoluta entre el agresor y la víctima, es injusto que el derecho internacional humanitario ponga en el mismo plano al agresor y a la víctima de la agresión, de forma contraria se debería proteger a la víctima para impedir el ataque del agresor y finalmente, castigar al agresor, dado que el Estado agresor se pone a sí mismo por fuera de la ley y mucho menos debe gozar de derechos porque se fundarían en un Estado ilícito.

viernes, 19 de junio de 2009

“Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire con chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”.
Eduardo Galeano

Trece días

La película “trece días”, genera un campo amplio de análisis de la teoría política. Al hablar de política hablamos de poder político y es un poder que normalmente está controlado por individuos o grupos, elites o instituciones. En este sentido se puede decir que el poder se va situando, el poder brota de las relaciones, es una oportunidad, un recurso que explota las oportunidades a partir de maniobras estratégicas para sacar la mayor ventaja posible.
Es desde este punto de vista que se quiere abordar la cinta, dentro del contexto de la guerra fría, lo importante es saber que posiciones facilitan el dominio de unos actores sobre otros, es importante determinar la naturaleza de las decisiones, sobre todo en momentos y situaciones que involucran la seguridad de las naciones.
La base se encuentra en un grupo de trabajo que dejó huella, John F Kennedy como presidente de los Estados Unidos, su hermano Robert como colaborador, el ministro de defensa Robert McNamara, el representante ante las Naciones Unidas Adlai Stevenson, el ministro de Relaciones Exteriores Dean Rusk y tras las cortinas el asesor presidencial Kenneth O Donnell, en ellos está una batalla por evitar una catástrofe mundial, impulsada por los soviéticos que amenazan la seguridad norteamérica instalando armas en Cuba y por los antisoviéticos que impulsan la guerra sin medir las consecuencias que ella pueda acarrear.
En el grupo de trabajo antes mencionado aparece un elemento interesante que se fundamenta en la naturaleza de las decisiones políticas, normalmente las decisiones individuales se relacionan con necesidades colectivas, de aquí se puede inferir que las decisiones que se tomaron en 1962 tenían riesgos externos y costes de decisión, de ahí la importancia del asesor presidencial, la tarea principal era equlibrar estos dos asuntos, en primera instancia todas las decisiones del grupo suponen costes para los que toman la decisión, lo que Sartori llama “costes de la adopción de decisiones”, y en segunda instancia todas las decisiones colectivizadas implican riesgos externos, riesgos para los que reciben las decisiones.
De aquí que cualquier decisión que se tomara implicaría unos costes para la persona que decide, en nuestro caso, el presidente y los riesgos se remitían a la colectividad, la humanidad, lo importante era aumentar las probabilidades de tener resultados beneficiosos y disminuir los riesgos o la probabilidad de resultados perjudiciales, como una catástrofe nuclear. La idea es reducir los riesgos lo más rápido posible, antes del momento en que los costes de decisión crezcan desproporcionadamente, ahora bien, como en este caso la decisión tiene un sentido humanitario se puede decir que se pensaba más en los riesgos que en los costes.
Es bueno aclarar que en la situación que se analiza, el poder político, decisional se equipara con la capacidad de intervenir en la regulación del conflicto entre las dos naciones, controlando los recursos, poder militar y en la situación relativa que una nación ocupa frente a otra.
¿Por qué se hace todo esto?, porque hay una posibilidad que niega o limita al pueblo americano de sus bienes fundamentales, el principal, la vida, seguido de la integridad física, se siente amenazada la seguridad, la libertad, de ahí que se intente por todas las vías posibles utilizar el método de la persuación para que se adopten algunas conductas y se abandonen otras, (la cinta está llena de este tipo de situaciones, un ejemplo es cuando Robert Kennedy habla con el representante soviético, o cuando el presidente tiene que convencer y ordenar a los antisoviéticos de no atacar.
Lo curioso es que los soviéticos recurren al recurso más primitivo, al recurso de la fuerza para suscitar temor a partir de la amenaza, mientras que los americanos recurren a la influencia para suscitar convicción a partir de la persuación, sin dejar de lado la opción de la fuerza como legítima defensa, hay que ver que ninguno tiene autoridad ni buena reputación y por eso no se genera una confianza mutua, en el video se ve que la práctica del poder que integra estos elementos para lograr una salida eficaz frente a la crisis.
El equipo que trabajó en los trece días de 1962 se esforzó por mantener el equilibrio y disminuir los riesgos de las naciones, como víctimas de los antagonismos y diferencias, si las decisiones no se hubieran tomado de acuerdo a las creencias y valores existentes la catástrofe habría llegado, la coacción sería el único camino, y la guerra una realidad, por el contrario la racionalidad permitió el éxito.
Una parte importante dentro del ejercicio de la política es regular los conflictos, en el objeto de análisis se dió la politización de la discrepancia para generar decisiones vinculantes que favorencieran los intereses, de ahí que se identificara la amenaza, como un riesgo real, se tomara conciencia para corregir los errores y controlar los riesgos existentes, se movilizaran los apoyos y demandas acumulando los recursos como el conocimiento experto, la difusión de información, la organización la previsión de armas y el traslado del conflicto al escenario público que permitiera la toma de decisiones vínculantes que involucraran a toda la comunidad. Si no hubiera existido ejercicio de política en este conflicto la guerra se habría desatado y la historia sería distinta.

Luis Fernando Vahos Echeverry