martes, 16 de noviembre de 2010

La conciencia crítica, un camino para cambiar el rumbo de nuestra sociedad.

jueves, 7 de octubre de 2010

Recupero un espacio de libertad. De publicar mis humildes escritos y pequeñas conquistas.
Foucault y la crítica.


La tradición crítica de Kant se fundamenta en lo que él llamaba la revolución copernicana en el pensamiento en donde se afirmaba que los objetos son los que se adecúan a nuestro pensamiento en vez de ser el conocimiento el que se adecúa a los objetos, es así como Kant piensa que no debemos dirigir nuestra investigación hacia el objeto, sino hacia el sujeto para saber qué es lo que está verdaderamente capacitado para conocer, afirmando que el conocimiento que tenemos de las cosas no refleja la verdadera realidad , sino una realidad subjetiva, tamizada por las facultades cognitivas humanas. Desde el método trascendental de Kant podemos buscar las condiciones “a priori” o universales, necesarias y previas a la experiencia que hacen posible el conocimiento y que son aquello que “fundamenta el conocimiento, pero que se encuentra más allá de él.
La crítica en Foucault es una tarea, es la tarea de descubrir y denunciar cualquier abuso de poder, mostrar como las instituciones de poder han querido dirigir al hombre incluso desde sus tendencias más biológicas, de cierta forma es el contexto socio-político-cultural el que condiciona el conocimiento , sería un mismo hecho pensado desde conocimientos distintos, y es a finales del siglo XVIII donde el hombre aparece como sujeto-objeto de reflexión, como sujeto que convierte a los objetos en productos de su mente, y como sujeto que se piensa a sí mismo, lo que se acentúa es el hecho de que el hombre se convierte en un objeto más, y se vuelve más dependiente de las palabras, de la cultura, de la sociedad y de muchos factores más. La crítica es la herramienta que tiene que oponerse a los grandes relatos de poder, relatos que se han considerado como paradigmáticos en la sociedad.
Según Foucault la crítica se define como el arte de no ser gobernado, o el arte de no ser gobernado de esa forma y a ese precio, la crítica es oponerse a unos derechos universales e imprescriptibles a los cuales todo gobierno deberá someterse, de cierta forma es no aceptar como verdadero lo que la autoridad nos dice que es verdad, es así que podemos afirmar desde Kant que hay que buscar lo que está más allá de las instituciones de poder, conocer lo que no nos muestran, lo que no nos dicen, pero para criticarlo es necesario conocerlo lo que es verdad y poner en entredicho lo que concebimos como certeza frente a la autoridad.
Así como Kant muestra mayor interés en el sujeto, en mostrar lo que está capacitado para conocer, en exponer como el individuo filtra la información, el conocimiento por las facultades cognitivas humanas, demostrando la forma como el sujeto debe interrogar la verdad acerca de sus objetos de poder y al poder acerca de sus discursos de verdad, también Foucault define la crítica, la crítica es para él el arte de la inservidumbre voluntaria, de la indocilidad reflexiva.
Kant afirmaba que todo el interés de la razón se concentra en tres preguntas: ¿Qué puedo saber?, ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar? Para Kant la crítica es saber hasta donde puedes saber, hasta donde se puede razonar sin peligro, en reconocer los límites del conocimiento y mostrar que la autonomía es lo opuesto de la obediencia a los soberanos.
A partir de la definición de Ilustración de Kant se puede entender lo que Michel Foucault propone, la Ilustración es liberar al hombre de su culpable incapacidad, que el hombre piense por sí mismo, que se sirva de su propia razón, es así como la crítica plantea la cuestión del conocimiento en relación con la dominación, a partir de la voluntad de poder, de la voluntad decisoria de no ser gobernado, una voluntad que permita a los hombres salir de la minoría de edad, de la influencia de las instituciones de poder, un hombre que pueda develar lo que ellas ocultan, pero a la vez, denunciar los actos de manipulación de la información y de la sociedad.
Sobre Chomsky


Para Chomsky la definición de naturaleza humana está referida a una serie de esquematismos que surgen desde la constitución del lenguaje, desde la organización de principios innatos que guían nuestra vida social e intelectual y el comportamiento individual, Chomsky se hace la pregunta de cómo es que sobre la base de un conjunto de experiencias los individuos de cada cultura son capaces no solo de aprender su propio lenguaje, sino también de utilizarlo de forma creativa. Ahora, según Chomsky debe existir una estructura biofísica subyacente en el pensamiento que nos permite como individuos y como especie deducir de la multiplicidad de experiencias individuales un lenguaje unificado. Es ahí según Chomsky donde debe haber una masa de esquemas, o principios de gobierno innatos, los cuales guíen nuestro comportamiento individual, social e intelectual, es algo biológicamente dado, inalterable, una fundación para cualquiera que sea lo que nosotros hagamos con nuestras capacidades mentales.
Desde mi punto de vista difiero de Chomsky en el sentido de que es muy arriesgado hablar de esquematismos innatos, se diría más bien que estamos bien dotados a nivel cerebral y que el cerebro aprende según las experiencias que el sujeto tenga con el entorno, y esas experiencias son las que determinan el tipo de persona y la capacidad creativa que esa persona pueda desarrollar y aplicar en el contexto social en el cuál le tocó vivir.
En relación con la política se puede decir que Chomsky afirma que un componente fundamental de la naturaleza humana es la necesidad del trabajo creativo, de la investigación creativa, de la creación libre sin las limitaciones de las instituciones coercitivas, lo ideal es que la sociedad debería llevar al máximo las posibilidades de realización de esa característica humana fundamental, lo que significa intentar la superación de los elementos represivos, opresivos, destructivos y coercitivos que se encuentran en toda sociedad real. Es así como Chomsky habla de anarcosindicalismo, es decir, de un sistema federado y descentralizado de asociaciones libres que incorpore instituciones económicas y otras instituciones sociales avanzadas, donde no sea necesario que las personas o los trabajadores sean tratados como máquinas y eso se debe hacer a partir de una sociedad de libertad y de asociación libre en donde el impulso creativo intrínseco a la naturaleza humana sea capaz de realizarse en los hechos. Según Chomsky debemos luchar en contra de las injusticias de la sociedad en nombre de la justicia.
Desde el punto de vista anterior hay que preguntarnos como funcionarían ese sistema federado y descentralizado de asociaciones libres, como hacer que las personas funcionen desde una sociedad de libertad y de asociación libre, si Chomsky habla de esquematismos innatos habría que preguntarnos si ha llegado a considerar la postura de Tomas Hobbes, donde está claro que el hombre por naturaleza está predispuesto a un Estado Natural de Guerra, y que esa naturaleza lo lleva a un Estado de inseguridad que lo obliga a hacer parte de un pacto donde cede sus derechos a un Estado o un soberano ya que no es capaz de gobernarse sin un artefacto que lo regule y controle. ¿no sería necesario que la sociedad se controlara a sí misma, que fuera una sociedad con una capacidad racional tan fuerte y tan madura que no necesitara de instituciones externas que la regulen?
Foucault por el contrario se va a preguntar cómo ha funcionado el concepto de naturaleza humana en nuestra sociedad, para Foucault en la historia del conocimiento la noción de naturaleza humana ha jugado un papel designativo de ciertos tipos de discursos en relación o en oposición a la teología, la biología o la historia, frente al tema de la naturaleza humana Foucault examina las funciones sociales que tales conceptos han jugado en el contexto de prácticas económicas, sociológicas, tecnológicas o políticas. Foucault es muy reticente a tener en cuenta los universales, según él no hay un conocimiento universal que esté más allá de la historia y de la sociedad, lo ideal es historizar categorías universales tales como el de la naturaleza humana, lo que quiere Foucault es entender la pluralidad de las funciones de la razón, es descubrir las relaciones de una específica disciplina científica y sus particulares prácticas sociales.
Frente al tema de la política, Foucault es reticente a responder porque se acercaría a definir la política a partir de universales, Foucault denuncia que en occidente hemos tratado de construir modelos de justo orden social a partir del problema de orden político o se buscan principios generales con los cuales se evalúen sus condiciones existentes. Según Foucault, esa voluntad de saber nos ha dejado ciegos respecto del funcionamiento del poder en las sociedades occidentales, lo ideal es desechar esos esquemas utópicos de la búsqueda de principios fundamentales y preguntar más bien como el poder opera en nuestra sociedad, según Foucault la tarea política en la actualidad es criticar las instituciones, las que aparentan ser neutras e independientes, criticarlas en cuanto a la forma en que han ejercido la violencia política oscuramente hasta que sean desenmascaradas y luchar contra ellas.
Para Foucault lo ideal es desenmascarar, encontrar y analizar los entramados de los discursos y de las prácticas relacionadas con el sujeto, conocimiento y poder, y lo propone porque según él, el poder político va más allá de lo que uno sospecha, hay centros y puntos de apoyo invisibles y poco conocidos, puntos de apoyo del poder de clase que impiden la resistencia y la posibilidad de racionalizar a partir del pensamiento crítico.
Sobre Foucault


El primer punto al que se hará referencia es al tema de la objetivación y la subjetivación según Michel Foucault. Para referirse a este tema Foucault recurre a lo que se ha denominado la arqueología del saber, donde empieza a buscar en la historia los elementos necesarios para explicar o determinar lo que el sujeto debe ser, cuál es su posición en el mundo real y en el mundo imaginario. Según Michel Foucault es sólo hasta finales del siglo XVIII donde el hombre hace su aparición como sujeto y objeto de reflexión, como sujeto que convierte a los objetos en productos de su mente, pero también como sujeto que se piensa a sí mismo, que mira hacia su interior y que se relaciona y a la vez depende de la sociedad, de las palabras, de la cultura en donde a pesar de todo el hombre se convierte en un objeto más. La objetivación y subjetivación dependen mucho la una de la otra, los juegos de verdad aparecen desde su desarrollo mutuo, es ahí donde se descubren las reglas respecto de algunos asuntos específicos, asuntos que se hacen evidentes en las instituciones del poder donde el sujeto puede percibir las cuestiones acerca de lo verdadero y lo falso.

Con respecto a lo anterior se puede comprender la naturaleza del castigo y la disciplina a partir del siglo XVIII, ellas quedan justificadas como una garantía que defiende a la sociedad, como un instrumento que separa al reo que ha desobedecido las leyes que la sociedad impone y proclama, o como un artefacto que separa al loco que no encaja en los paradigmas que la sociedad dice que se deben seguir. La disciplina queda impuesta o “institucionalizada”, en las cárceles, los hospitales, las escuelas, donde los internos que son los objetos del conocimiento disciplinario, reconduzcan y remodelen las conductas que la sociedad considera que son desviadas.

Lo que hace Foucault de forma plausible es denunciar como esos mecanismos de poder justifican el control que tienen sobre las mentes y las vidas de todos los ciudadanos, según ellos como una necesidad de mantener el orden desde esas instituciones de control, Foucault muestra las connotaciones manipuladoras de esas instituciones fundamentadas en un doble principio, el primero que es asegurar el cumplimiento de la ley y el segundo que es justificar la necesidad del castigo y de la disciplina con la excusa de la protección del bien común.

Foucault siguiendo la tradición crítica de Kant, propone una historia crítica del pensamiento, donde el hombre recurre a una actitud de no gobierno donde se descubre en la oscuridad los juegos de poder y la manipulación que existe en la sociedad.

Desde la crítica se puede descubrir como las estructuras lingüísticas y los discursos determinan y distorsionan la realidad, utilizando términos que adquieren matices oscuros, ocultos, utilizados para perpetuar las instituciones de poder. La pregunta que debería hacer es ¿en quién reside la justificación o la legitimidad para definir una verdad como paradigma?, por poner un ejemplo claro es el caso de la locura, o la justicia dónde está la autoridad, la justificación para decir quién es o no loco, quién es o no es un delincuente, la respuesta que va a dar Foucault es que esa justificación se encuentra en las instituciones que son centros de poder legitimado sin argumentos claros que tratan de dirigir o modificar el comportamiento de las personas de acuerdo a intereses particulares, sean encaminados al poder, sean encaminados al marketing.

Respuesta metodológica a los universales: Cuando Foucault trabaja el tema de los universales expresa que no hay un conocimiento universal que esté más allá de la historia y la sociedad, de hecho Foucault evita la utilización de universales antropológicos, como la categoría de loco, o las que expresan a una persona como delincuente, en Foucault no hay una segura posición externa y esto plantea una nueva discusión a partir del problema del conocimiento. La idea en Foucault es recurrir al análisis sin la necesidad de utilizar los universales, historizando con probabilidad categorías universales cada vez que aparezcan. Lo que se busca es entender la pluralidad de las funciones que la razón ha tomado como práctica social sin utilizar un patrón frente a esas prácticas que se pueden medir, no se quiere de esa forma una reducción preconcebida del conocimiento a las formas sociales, en cierta forma el objetivo es descubrir las relaciones de una específica disciplina científica con las prácticas sociales particulares. Foucault trata de historizar las categorías universales, sin reducirlas a la mera objetivación.
No se puede pretender encasillar a una serie de individuos con una características especiales bajo una categoría que trate de definir de manera universal esas categorías, lo que se pretende es hacer un análisis más detallado, basado en evidencias históricas sobre los problemas que la sociedad ha tratado de estandarizar, esto sin dejar a un lado la existencia de un sujeto que conoce, que se relaciona con el objeto del conocimiento pero que por razones sociales se convirtió también en objeto de sí mismo.
Tomando en cuenta lo anterior nos podemos preguntar, sin pretender parafrasear a Foucault cuales son las condiciones necesarias que permiten, según las reglas de verdad o falsedad, decir quién es o no es un enfermo, un loco o un delincuente, el problema en sí radica en definir, en descubrir los universales que permiten la correspondencia entre el sujeto-objeto del conocimiento y el sujeto que bajo unas condiciones de autoridad que le permiten categorizar, definen quién está enfermo o no, ese estudio sólo se puede lograr haciendo un trabajo serio y consecuente basado en la arqueología del saber, no en los universales en sí mismos.
Las relaciones de poder: el tema de las relaciones de poder tiene una relación directa con el tema del conocimiento o del saber. En primer lugar aparecen las relaciones de interacción entre los individuos o grupos, en estas relaciones según Foucault se implican los sujetos, los tipos de comportamientos, las decisiones y las elecciones, el soporte de esa red de relaciones no se encuentra en la naturaleza de las cosas, es la lógica de un juego de interacciones con márgenes variables de incertidumbre.
Es desde ese punto de vista cuando hablamos de juegos estratégicos, el poder se entiende como un campo de interacciones, se piensa desde la relación indisociable con las formas de saber y se piensa de tal forma que se asocie a un dominio de posibilidad, de reversibilidad, de inversión posible. El asunto del conocimiento en relación con la dominación, se da frente a una voluntad decisoria de no ser gobernado, una voluntad decisoria como actitud a la vez individual y colectiva de salir de la minoría de edad, según los términos kantianos, aquí estaríamos hablando del tema de la resistencia al poder, pero una resistencia desde una actitud ético-estética de la vida. La idea es sostener una racionalidad crítica con una constante política.
Lo que se busca es un rechazo al poder o a la regla constreñidora que engendra una actitud general, o una actitud crítica, desde esa actitud se busca mostrar las connotaciones manipuladoras de las instituciones de poder que se basan en la autoridad de la razón occidental, sin desarrollarla como debe ser, como una actitud crítica, y más bien se mira como un proceso de objetivación del sujeto, como un campo donde se impone una disciplina monolítica que hay que denunciar desde la actitud crítica.

lunes, 24 de agosto de 2009

Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, San Agustín.

Reflexiones en torno a la concepción del Estado a partir de la guerra.

El presente escrito pretende exponer algunas de las posiciones más representativas sobre la constitución del Estado a partir de la filosofía de Thomas Hobbes, no es un trabajo detallado sobre filosofía política, es una humilde reflexión sobre algunos asuntos que tuvieron como objeto la organización política de una sociedad a partir de una seria de alternativas que buscaban la protección de la vida y el bienestar de las sociedades.

En Thomas Hobbes, la naturaleza de la acción humana está determinada por las pasiones, las pasiones o deseos como movimientos de atracción o aversión, acercamiento o huida que van determinando las acciones humanas, de hecho el bien y el mal se pueden relacionar respectivamente como denominaciones que se refieren a lo agradable o lo útil y provechoso y a lo desagradable que es lo inútil y dañino.

La consecuencia de lo anterior es que exista en los hombres “un deseo perpetuo e insaciable de poder”, para satisfacer las apetencias ante sus iguales, ese deseo de poder y de reconocimiento, hace ver al otro como una competencia a la que queda utilizarla o eliminarla, el uso libre de ese poder, por “derecho natural”, hace de los hombres unos seres antisociales que los lleva al estado de naturaleza que no es otro que el estado de guerra, “el hombre es un lobo para el hombre”.

En el estado natural de guerra las concepciones de justicia o injusticia no tienen cabida, es el temor a perder la vida, ya que el otro es una amenaza, lo que sienta las bases para consolidar un pacto de paz fundamentada en leyes naturales que constituyen las primeras leyes morales que no toda la comunidad está dispuesta a obedecer a menos que exista la presencia de un poder común que oblígue a todos al respecto.

La consecuencia de todo lo anterior es la constitución de un Estado Absoluto que es el único que puede poner fin a la inseguridad propia del estado de naturaleza, se hace necesario entonces un pacto entre todos los individuos que consiste en la delegación de todo el poder a un hombre o a una asamblea para reducir las voluntades individuales a una sola voluntad., es así como se cancela el estado natural y aparece el estado político que garantiza la paz, la seguridad, la propiedad y el pequeño márgen de libertad que le queda al hombre.

En Hobbes es evidente que el miedo y el egoísmo del hombre lo lleva a un estado de guerra que sólo puede superarse con la constitución de un poder externo a él mismo denominado estado absoluto o Leviatán. Algunos filósofos posteriores trataron de refutar o afirmar la postura de Hobbes en los siguientes sentidos.

Por ejemplo en Locke el estado de naturaleza es un estado de paz o de profunda armonía que consiste en que cada cuál tiene unos derechos naturales, vida, libertad y propiedad cuando el otro se convierte en una amenaza para mi libertad se entra en estado de guerra que es el estado de conflicto, la diferencia es radical, el estado de naturaleza en Locke es de paz, mientras que el estado de guerra es lícito en la medida en que me sienta amenazado y no exista un poder externo que me garantice seguridad, para evitar ese estado de guerra debe existir un juez denominado estado de sociedad civil que será el encargado de regular las diferencias entre los individuos.

Las instancias necesarias para la sociedad civil son: “una ley establecida , aceptada, conocida y firme que sirva por común consenso de norma de lo justo y de lo injusto y de medida común” y en segundo lugar un “juez reconocido e imparcial”.

Según lo anterior se puede inferir que la constitución del Estado es consecuencia de la guerra, que sin una ley policial, absoluta, sin una institución que esté presente en todos los ámbitos sociales es imposible el orden social, es necesario un estado absoluto, soberano que controle las acciones humanas, que regule el comportamiento de los hombres.

De hecho, en la “paz perpetua” Kant afirma que para evitar las guerras los individuos se deben someter a las leyes del Estado, ellos han de “consentir leyes que estén por encima de ellos para evitar las guerras”, que en el caso de Kant sería una asamblea supranacional, en “Ideas para una historia universal en clave cosmopolita” afirma que la historia está determinada por leyes constantes y universales de la naturaleza, y el medio que utiliza la naturaleza para el desarrollo de la historia del hombre es la lucha y la discordia, muy parecido al planteamiento de Hegel que afirma que el motor de la historia es una lucha dialéctica entre la tesis, la antitesis y la síntesis, el antagonismo kantiano nos fuerza a la instauración de un derecho civil o la construcción de una sociedad más racional y más libre para regular la lucha.

El problema anterior es que para Kant el hombre el libre, es decir, no puede estar sometido a una ley exterior sino que el hombre está sujeto a sí mismo, no a leyes externas, si la historia está sujeta a una ley, se supone entonces que hay un hilo conductor en la acción humana y que la conducta del hombre está determinada, obviamente la determinación impulsa al hombre a actuar por deber para no dejarse dominar de la mala voluntad.

Pero en “la paz perpetua”, Kant admite y confirma el derecho de guerra como último recurso cuando un estado se siente amenazado, la guerra se justifica no sólo en el caso de invasión sino también en caso de amenaza, ahora, a diferencia de Locke, la guerra no puede ser punitiva, ni de exterminio, en Kant cuando un Estado es vencedor sólo puede obligar al vencido a desembolsar los gastos de la guerra. Se podría decir en este caso que Kant humaniza la guerra, si es correcto utilizar esos términos.

Lo que se pone en cuestión es si no existe otra forma de ver la realidad o de constituir el Estado que no sea partiendo de la guerra, o sacando a flote la constitución del hombre como un ser inclinado a la maldad, desde las diferentes posiciones es imposible pensar en otra posibilidad, si se toma como referente a Rousseau, se puede decir que el hombre por naturaleza es bueno y libre, pero debe existir una forma contractual que permita la conservación de la bondad y la libertad del hombre en palabras de Rousseau: “Quiero averiguar si, en el orden civil, puede haber alguna regla de administración legítima y segura, tomando a los hombres tal y como son y las leyes tal como pueden ser”, el contrato en Rousseau consistirá entonces en “una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y permanezca tan libre como antes”, desde ésta visión se constituye el Estado de forma colectiva, pero se mantiene la libertad originaria, que reside en la sumisión derivada de la voluntad general, cabe aclarar que se confía tanto en la libertad del hombre porque se supone su estado de bondad en forma natural.

Ahora, ¿por qué se rompe el estado de naturaleza en Rousseau?, la sociabilidad es un peligro porque produce la degradación del hombre desde su inocencia original, las desigualdades sociales se dan por la aparición de la propiedad que lanza al hombre a una carrera por la riqueza , desarrollando sus facultades para beneficiarse de los demás y a partir de allí de ese estado de dominación se produce el estado de guerra. La diferencia entre Rousseau, Hobbes y Locke, según Rousseau es que ellos muestran al hombre tal como han llegado a ser pero no como es, desde las primeras y más sencillas operaciones del alma, donde se perciben el amor de sí y la piedad, distinto a Hobbes que percibe el deseo insaciable de poder y el egoísmo.

Hasta el momento se puede ver que la constitución del Estado como tal no es ni ha sido más que el resultado de la guerra, y se necesita para la regulación de la guerra, de hecho, el Estado en los casos anteriores y valga la aclaración, es el legalizador y a la vez el legitimador de las normas que se imponen para regular el comportamiento de los hombres sea como individuos o como miembros de un grupo social, el tomar posición frente a un autor u otro implica desconocer los alcances de las maravillas teóricas que hicieron, pero si se pueden rescatar algunas posiciones importantes.

Lo primero es que Thomas Hobbes, llega a sus conclusiones a partir de una realidad que es evidente, el hombre por naturaleza llega a un estado de guerra y es absolutamente necesario que exista un poder externo a él mismo para garantizar la preservación de la vida, la seguridad, la propiedad y el pequeño márgen de libertad que al hombre le queda, en el Estado quedan consignadas entonces las leyes naturales como la parte no escrita de la ley y la ley civil como la parte escrita, que recibe obediencia absoluta, y que tiene como nervios las recompensas y castigos que ordenan el comportamiento de los ciudadanos.

Lo interesante de Emmanuel Kant, es que en la paz perpetua, la guerra llega a una salida no sangrienta, no hay ni punición ni exterminio como ha funcionado en la historia, por el contrario se propone el pago o el desembolso de los gastos de la guerra. En Locke es importante ver la constitución de la sociedad civil para evitar los atropellos que se pudieran dar en el estado de guerra, producto de la violación del estado de naturaleza, pero no se desconoce la esencia mercenaria de su posición y en Rousseau es muy importante ver el Estado como una forma de asociación defensora y protectora, rectora de la voluntad general.

Las visiones anteriores dan una pequeña presentación sobre la constitución de las leyes a partir de la naturaleza del hombre, lo importante de todo es que la discusión surge a partir de Thomas Hobbes que percibe y vislumbra una realidad tangible, existente, pero que propone una solución y un modelo que ha sido la base y el principio para las construcciones institucionales de la sociedad actual.
La política se convierte en el equilibrio del desorden que imprimen las pasiones en el ser humano, si se fuera a hablar de lo ideal o lo real de algunos de los planteamientos anteriores, se puede decir que el planteamiento de Rousseau implica una idealización del comportamiento humano, mientras que el postulado Hobbesiano no es más que el retrato de la psicología natural del hombre y su solución la más precisa y adecuada para poder gobernar y ordenar los comportamientos en la sociedad.

En Kant es importante notar que la guerra aparece como última opción sin tener unas consecuencias nefastas sobre los vencidos, la oportunidad de reparar el daño, pero también de recuperarse después de una derrota. En Locke la situación sí es delicada, porque el estado de guerra implíca una licencia para acabar con la vida del otro cuando la mía corre peligro, incluso cuando mi propiedad corre peligro, si el asunto se decidiera a nivel de defensa propia como último recurso sería razonable, pero Locke lo toma como una opción preventiva y es realmente preocupante.

Para terminar cito a San Agustín: “Quién considere en cierto modo las cosas humanas y la naturaleza común, advertirá que así como no hay quién no guste de alegrarse, tampoco hay quién no guste de tener paz. Pues hasta los mismos que desean la guerra apetecen vencer, y, guerreando, llegar a una gloriosa paz. ¿Qué otra cosa es la victoria sino la sujeción de los contrarios? Lo cual conseguido, sobreviene la paz. Así que con intención de la paz se sustenta también la guerra, aun por los que ejercitan el arte de la guerra siendo generales, mandando y peleando. Por donde consta que la paz es el deseado fin de la guerra, porque todos los hombres, aun con la guerra buscan la paz, pero ninguno con la paz busca la guerra. (…) Todos pues, desean tener paz con los suyos, cuando quieren que vivan a su albedrío; porque aun aquellos a quienes hacen la guerra, los quieren, si pueden, hacer suyos, y en habiéndolos sujetado, imponerles las leyes de su paz. (…) Cuanto más inclinado es el hombre y le conducen en cierto modo las leyes de su naturaleza a buscar la sociedad y conservar la paz en cuanto está de su parte con los demás hombres, pues aun los malos sostienen guerra por la paz de los suyos; y a todos , si pudiesen, los querrían hacer suyos, para que todos y todas las cosas sirviesen a uno; y ¿de qué manera podría conseguirlo sino haciendo, o por amor, o por temor, que todos consientan convengan en su paz?”. La ciudad de Dios, libro XIX, capítulo 12.

Para finalizar no queda sino decir como afirma San Agustín: “Donde no hay justicia, no hay república” y esto implíca la unión entre la moral y la razón del Estado que puede moderar las condiciones y las normas a la hora de constituir un Estado Absoluto.

domingo, 9 de agosto de 2009

Carta a Meneceo. Epicuro

"Que ninguno por ser joven vacile en filosofar, ni por llegar a la vejez se canse de filosofar"